domingo, 29 de marzo de 2015

Seamos inconformes.

Hola mis lectores, verán, siempre me espero los domingos para escribir en este blog porque quiero tener algo bueno que contarles. Algunas veces comento cosas muy simples, como la vez que les conté la catástrofe del refrigerador, pero hoy estoy muy reflexiva, y quiero compartirles un poco de lo que tengo en la cabeza.

En la mañana, en la iglesia, escuchaba la predicación, y la persona quien nos compartía el mensaje habló mucho acerca de no ser personas conformistas, sino que debíamos ser personas inconformes, que buscan más, y dio algunos ejemplos sobre la inconformidad en las cosas seculares, como quien tiene un carro y ya quiere otro, o las mujeres que tienen más de diez pares de zapatos pero quieren tener más.



El pastor siguió compartiendo el mensaje, y entonces lanzó la pregunta," ¿y tú, eres inconforme?"Me puse a pensar si yo era una persona así, alguien inconforme, y caí en la conclusión de que soy una persona bastante conformista, alguien que muchas veces prefiere estar en su zona de confort, que no da el extra, y prueba de ello lo he visto en mi escuela, sobretodo en la materia de dibujo artístico, en donde muchas veces he entregado unos dibujos bastante malos, y todo porque no he querido dedicarle las horas necesarias a lo que estoy haciendo.

La predicación seguía, y el pastor nos hizo analizar el cómo le servíamos a Dios, ¿y saben qué? También en las cosas de Dios me he vuelto una persona conformista, alguien mediocre, que no estoy dispuesta a sacrificar mi tiempo, y eso es curioso, porque lo que yo llamo mi tiempo, no es mi tiempo, porque de Dios son todas las cosas.

Al terminar el culto, salí con ese deseo, de querer ser una persona inconforme, y no sólo para la escuela, en la cual quiero mejorar, y de ser posible, quisiera ser la mejor, sino también en las cosas de Dios.

Dios los bendiga, mis lectores.

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