viernes, 30 de enero de 2015

El dinero no da la felicidad.

Hola mis queridos lectores, en esta fría mañana (15 Cº) les quiero compartir una de las cosas más significativas de mi vida, que ha sido el ingresar a la universidad. Para ello tuve que hacer un largo recorrido para descubrir que es a lo que quería dedicarme.

Verán, yo nací en una familia con buen nivel económico; Mi papá trabajaba para gobierno federal y mi madre se dedicaba a la música (cantaba en un reconocido restaurante).

Siempre estudié en escuelas privadas, inclusive cuando mi padre perdió su puesto en gobierno y nos la vimos muy grises, él hizo su mayor esfuerzo y nos mantuvo con nuestros respectivos lujos, algo que luego desencadenó terribles consecuencias como la pérdida de nuestros ahorros, lo que hizo que tomáramos decisiones más críticas.


Pasó un tiempo y cada vez las cosas se ponían más complicadas, tanto, que recuerdo muy bien cuando mi papá empezó a vender su hermosa colección de relojes antiguos. La verdad hasta a mi me dolió ver como poco a poco esa colección se extinguía.

Tras los problemas económicas que pasábamos, se me metió la loca idea de dejar la preparatoria, y ponerme a trabajar. No quería trabajar para nadie, quería poner un negocio, y en mis recorridos nocturnos (porque quería poner algo que se trabajara de noche) observé una crepería, que la verdad tenían muy mal sazón y pensé que yo podría hacerlo mejor.

Fui con algunos conocidos, los convencí y me asocié. Pusimos entonces una pequeña crepería, que para mi sorpresa, empezó a tener buen éxito, tanto, que hice quebrar al puesto que me había inspirado la idea. 


Los días en la crepería se me pasaron muy rápido. Cuando me vine a dar cuenta habían pasado cuatro años desde su inauguración. Mis amigos de generación estaban por graduarse de la universidad (los que tuvieron sistema cuatrimestral) y yo pasaba mis días en el negocio sin descansar, ya que nunca tuve a empleados de confianza como para dejarles encargado el puesto. Fuera la hora que fuera, yo siempre me encontraba ahí.


Lo chistoso de todo aquello es que, a pesar de que ganaba muy buen dinero, ya no me sentía ni feliz, ni orgullosa de mi negocio, aunque éste había crecido en gran manera (de ser un carrito afuera de la calle se convirtió en un local de dos pisos). Todo parecía perfecto, pero ¿por qué sentía ese gran vacío?

Luego, tras una serie de eventos desafortunados, mi negocio quebró. Fue algo bastante traumático. Todos los años que le dediqué a la crepería se fueron a la basura. Estuve casi un año sin saber que hacer, hasta que una persona muy especial me invitó a un taller de animación clásica. Al principio se me hizo algo estúpido, tenía bastante rato que no dibujaba nada de nada, por lo que las primeras clases me sentí bien torpe.

Pasaron los días, y nos dejaron de proyecto final hacer de cinco a diez segundos de animación. Mientras realizaba el proyecto, me empecé a emocionar, y recordé las veces que imaginaba mis dibujos moviéndose y hablando (yo hacía las voces).

Entregué mi trabajo final, y al verlo ya animado, supe que era lo que quería hacer el resto de mi vida. Y bueno, me puse a investigar dónde impartían esa carrera y fue que di con la universidad en la que estoy ahora.




Agradezco a Dios por todo lo que viví, porque eso me ayudó a encontrar lo que realmente me hace feliz.

Y mi pequeño consejo queridos lectores, no dejen ir sus sueños ni desperdicien sus talentos.

domingo, 25 de enero de 2015

Una mañana diferente.

Es muy aburrido cuando nos volvemos personas rutinarias, ¿no? Me levanto, desayuno, me lavo los dientes, prendo la tele un rato, abro el facebook, etc.

Hace unos días me levanté con ganas de hacer algo diferente.

 Ir a clases en la tarde provocó en mi cierta inquietud por querer aprovechar al máximo mis mañanas. Y bueno, muchos me decían antes, "¿por qué no vas y te das una vuelta por alguna plaza comercial?" Y yo me quedaba así de "ajá, ¿sabías que mas de la mitad de los locales de las plazas abren a mediodía? Por lo que salir a las plazas no se volvió una opción para mí.



Entonces, una mañana, decidí conocer más mis alrededores, (cerca del departamento) por lo que me puse pants y tenis, dispuesta a caminar un buen rato.

El día estaba fresco y nublado. No cantaban los pájaros, pero se escuchaba cierta alegría mientras pasaba por varios puestos de comida.

Es de imaginarse que después de oler tanto buen sazón me diera hambre, por lo que empecé a buscar un lugar en el cual desayunar. Aunque todo olía delicioso, por alguna extraña razón no me surgía el antojo, y cuando se me apetecía algo, se pasaba de mi presupuesto (no estaba dispuesta a invertir más de cincuenta pesos).

Caminé cerca de veinte minutos, hasta que vi un triciclo que vendía tacos de canasta, cuya dueña reconocí de inmediato. Mientras me acercaba, lo que empezó a llamar más mi atención fue una cliente, ya que traía su cabello pintado de azul aguamarina.



Me acerqué con Ceci (la dueña del triciclo) y le pedí cinco tacos. Me despachó enseguida y me pidió de favor si le cuidaba el "changarro" en lo que ella hacía un mandado. Accedí y me senté a comer mis tacos. Mientras los comía, observaba a la chica con cabello llamativo y le empecé a hacer plática. El tema principal fue su cabello, y los cuidados que tenía con él para que el color se le conservara tan padre. Me preguntó entonces donde vivía, y le dije que a unas cuadras de la iglesia Betania, y señalé mi iglesia. Se mostró entonces curiosa y empezó a preguntarme en que creía, y fue así que empezamos a tener una plática más profunda, donde ella me compartió su necesidad espiritual.

Mariela, la chica peliazul, me compartió experiencias muy amargas de su vida. Me platicó de su divorcio, de su novio golpeador, de sus problemas con las drogas y demás cosas. La escuché y le conté de como Dios había cambiado mi vida y que si ella quería, Él podía cambiar la suya. Le compartí de la biblia y al final de nuestra conversación la noté feliz.

Es muy bonito como cada uno de nosotros podemos impactar de manera positiva a una persona, por eso nunca hay que vivir nuestra vida de la misma manera.


Personajes que se roban nuestro corazón.

Ultimamente he ido mucho al cine, lo que me ha permitido conocer diversas historias, gustos del público en la actualidad, estilos de contar historias, entre otras cosas, pudiendo también apreciar como se puede desarrollar de una manera tan profunda y bien hecha la personalidad de cada uno de de los personajes que contiene una película.

Un buen ejemplo de un personaje bien realizado lo podemos ver en la película de Batman el caballero de la noche, donde el fallecido actor Heath Ledger protagonizó al Guasón, un personaje tan bien actuado que te pudiste creer que la persona que veías en la pantalla era real; un terrorífico villano con serios problemas mentales.


Tan buena fue la actuación de Ledger que fue ganador de un Oscar, y no sólo eso, sino que también hizo a un lado al mismo Batman, ya que el público general terminó admirando más al Guasón por su excelente interpretación.





Un caso muy similar a Batman la encontramos en una película animada. Seguramente se acordarán de la película de Madagascar, de la cual sacaron luego otras dos, y de esas otras sacaron una película en donde los protagonistas son nada más ni nada menos que los pingüinos. Me estoy refiriendo a Skipper, Cabo, Rico y Kowalski.





En lo personal, cuando yo veía las películas de Madagascar, esperaba muy ansiosa la aparición de los pingüinos, ya que era de los momentos más creativos y divertidos de la película. La personalidad de cada uno es tan simpática, y sus planes tan improvisados que yo creo que a más de uno le sacaba una buena carcajada.


Es poco común que personajes secundarios puedan robarse toda la atención de las películas o que uno espere el momento en los que hacen su aparición.


Tal fue la popularidad del cuarteto, que Dreamworks se atrevió a realizar un largometraje donde narran un poco de su pasado y como salvan al mundo a su muy estilo de "agentes secretos".


Me quedé pensando entonces, que a veces las grandes productoras llegan a ignorar que tanto empatía puede generar un personaje secundario a un espectador.


http://www.informador.com.mx/entretenimiento/2014/565699/6/personajes-secundarios-que-se-robaron-la-funcion.htm


domingo, 18 de enero de 2015

Actores Artificiales

Hace algunos días estaba recordando la película Simone, en la que sale Al Pacino, actor muy conocido por darle vida al personaje Tony Montana en su película "Scarface".

Simón es una película que nos muestra un poco lo que sería el futuro en el mundo de la cinematografía, en donde, Al Pacino, interpreta a un desesperado director de cine que ha bajado su reputación debido a sus últimas películas (que da entender que han sido muy malas).

Y bueno, mientras avanza la película, aparece un hombre que ayuda a nuestro protagonista al desarrollar un interesante software, que permite crear a un actor virtual y que éste copie las mímicas de quien lo esté manipulando. Al Pacino usa el software y crea a una atractiva actriz a la que llama Simone, la cual le regresa nuevamente su éxito.



Ahora, he dado esta pequeña introducción para compartir lo que yo considero algo muy similar a lo que es Simone. Una animación 3D realista creada por Image Metrics.

Ahora, ¿qué es lo impresionante de esta animación? ¡Pues que en efecto, me ha engañado! Sino hubiera leído nada con respecto a que se trataba de una creación digital y me hubiera puesto a ver el video directo, jamás hubiera imaginado que, la chica que sale dándome una explicación, fuera una animación 3D.

Sabiendo entonces que la chica se trataba de algo digital, volví a ver el video, y no dejo de asombrarme. Su cabello, sus ojos, el lip sync, la forma en la que mueve sus manos, en verdad engaña al espectador. Y lo que más me ha sorprendido mientras leía sobre dicho trabajo, es que fue creada desde cero, osea, no se usó a alguien como referencia en su modelado.

https://www.youtube.com/watch?v=bLiX5d3rC6o

Emily, como ha llamado Image Metrics a su espectacular creación, es considerada la animación más realista creada hasta el momento. Anteriormente se había intentado hacer este tipo de trabajos en largometrajes como Final Fantasy o Beowulf, pero ni uno se había acercado tanto (siendo honestos, Final Fantasy queda muy atrás, ya que podemos notar sin problema que se trata de personajes 3D).

Estamos cada vez más avanzados en cuestión de tecnología, lo que me hace pensar que dentro de muy poco los actores podrían ser sustituidos por creaciones 3D, lo que quizás desencadene un posible problema con los Star System, ya que todo lo que es artificial no se queja tanto y permite hacer cosas que para actores normales resultaría imposible.


Enlace de la noticia:
http://www.taringa.net/posts/info/1909397/Lo-Ultimo-en-Animacion-digital.html


Y entonces los extraños se convirtieron en amigos.

Hola chicos, sean bienvenidos nuevamente a mi blog. En esta ocasión les comparto algo bien simpático que me gustaría que analizáramos.

"No hables con extraños". Una frase muy típica de nuestros padres, ¿no? Ni recuerdo cuando me lo dijeron, pero sabía que no debía hacerlo (también ayudó todo el montón de comerciales de la televisión, en donde te decían: "pero mucho ojo").




En estos días que he comenzando la universidad, no falta la ocasión en la que se te hace tarde y sales corriendo a todo lo que puedes (sí, a lo que puedes, porque seguramente tienes años que no has ido al gimnasio, por lo que tu condición física es pésima).


Y bueno, en el caso de los foráneos (como en mi caso por ejemplo) salir a la carrera es igual a problemas. Se te olvidan las cosas, dejas abierta la llave del lavadero, no apagas la estufa, no tiendes la ropa que te costó tanto lavar, entre muchas diversas circunstancias, en la que destaca mucho el no haberte preparado algo de comer.


Yo no soy fan de comer en la calle, y cuando lo hago, procuro que sea el lugar que se vea más higiénico, ustedes saben, esos lugares donde los empleados tienen al alcance gel antibacterial, llevan puesto mallas en la cabeza para que tengas la seguridad de que tu platillo no saldrá con algún cabello, entre otros aspectos.


Para no hacer tan largo este relato, me adelantaré a la parte en la que se me hizo tarde. No me hice nada de almorzar y para colmo era jueves, el día en que mi horario escolar está horrible (entro a mediodía y salgo a las nueve y media de la noche). Llegando la hora del recreo tuve que elegir entre ordenar comida en la cafetería, algo que equivale a no comer porque se tardan una eternidad en preparar lo que pides (eso en parte le da un plus, ya que lo que comes es algo fresco y no algo congelado) o salir a la calle.


Honestamente ese día me estaba muriendo de hambre (ni desayuné) por lo que opté salir de la escuela y buscar algún puesto cercano.


Después de caminar un rato me topé con una taquería que se veía "pasable". Me senté en una de las sillas y un hombre de unos cuarenta y tantos me atendió. Ya teniendo los tacos en mi mano, oré por ellos (para que no me fueran a caer mal en el estómago) y proseguí a devorarlos.


El dueño de la taquería me imagino que nunca antes había visto a una chica tan hambrienta, por lo que no pudo dejar escapar una carcajada. Al escucharla, levanté la vista y me hizo un comentario, dándome a entender que se notaba que tenía mucha hambre. Por la pena, bajé la mirada y sentí como mis mejillas me ardían.





Pasó un rato, yo seguía comiendo (más lento, claro) y el taquero empezó a querer hacerme plática.


Tuvimos una conversación muy amena, que poco a poco se hizo más interesante. Me contó de su vida, de su familia, de sus fracasos. Me pareció fascinante como alguien que no conoces puede abrirse tanto (a mí en lo personal me cuesta mucho) pero aquél hombre me contagió con esa confianza que me estaba dando y empecé a hablar yo también.


Al final de ese día, Carlitos (el taquero) y yo, nos sentíamos como amigos.


Me vino entonces a la mente que todos en algún momento somos extraños, nuestros mejores amigos fueron alguna vez desconocidos, y las personas que llegamos a amar ni siquiera sabíamos que existían.

sábado, 10 de enero de 2015

Wacom 27QHD una belleza en el arte digital

Como aficionada y estudiante de animación, tengo una atracción incontrolable por las tabletas digitales de Wacom.

Y vaya ¿cómo no amarlas? Es lo más cercano a dibujar con lápiz y papel pero de manera digital, y en esta ocasión les comparto lo que sería "la mamá" de todas las tablets digitales, y claro, es de la familia Cintiq.

Las Cintiq son de esas hermosuras que tienen una pantalla de alta resolución con 2560 x 1440 de píxeles que a diferencia de su hermana de 24 pulgadas, ésta da una fidelidad cromática pudiendo representar el 97% de la gama de colores de Adobe, algo que en verdad se agradece, más si eres de los que suele hacer impresiones a gran formato y esas otras cosas que todavía no entiendo.

Su gran pantalla de 27 la convierte en la tableta más grande de la familia de Wacom. Esto para mí es de lo más genial porque te da un mayor espacio de trabajo y una mejor visión (te dañas menos la vista también) aunque por lo mismo debe ser más pesada, pero no creo que represente un problema para aquellos que no viajan mucho o que ya tienen una estación de trabajo.

Algunos de los detalles más relevantes es que el ExpressKey, que si bien ya estábamos acostumbrados a tenerlo en un lateral del mismo, ahora Wacom lo puso en una especie de control remoto, algo que en lo personal no me agradó ya que se presta a que en una de tantas distracciones el mismo se pierda o se nos llegue a caer, aunque puede ser por lo mismo que lo hayan diseñado de esa manera, ya que la venta de refacciones es un buen negocio. Pero claro, como ya dije, es una opinión personal, puede que a muchos profesionales esta innovación les haya parecido atractiva y útil.


¿Por que la gallina cruzó la calle?

Sean bienvenidos a este blog, soy Daniela Galván, y no pongo más datos porque seguramente al ratito me pasa a recoger un desconocido (es muy común hoy en día esta onda de los secuestros por poner datos personales en redes sociales). 

Me gustaría compartirles que hace algunos meses me mudé a una ciudad unas 5 veces más grande que en la que me crié. Ha sido una locura. Empezando por las cosas más básicas que es... Cruzar la calle. 


Ok ¿cruzar la calle? Desde que tengo memoria eso es un arte. Siempre veía con temor como mis primos, mayores que yo claro, la cruzaban sin mirar a los lados, sin calcular la velocidad de los vehículos o ver el estado anímico o de sobriedad de los conductores. Vaya, suena gracioso esto de cruzar la calle. Pero créanme, en mi ciudad no hay cultura de peatón (nada de pisos pintados con las típicas rayitas blancas o amarillas) por lo que la primera vez que crucé la calle en la nueva ciudad, lo hice tal cual como aprendí en la natal. Esperé a que diera rojo el semáforo, y me crucé exactamente en la mitad de la fila de coches. ¿Por qué lo crucé de esa manera? Por supervivencia. En mi ciudad de origen es común que los carros volteen a ver el otro semáforo en vez de ver el que los rige, de tal manera que si ven que el otro semáforo ya está en amarillo, empiezan a acelerar, y estar en medio de la fila te da chance para cruzar sin ser arroyada por el primero (el carro líder de la fila)


Cruzar la calle a mi manera hizo que mucha gente se me quedara viendo con esa típica cara de "¿qué onda con esta chava?" Por lo que otras personas, no con buenas intenciones (no sé como puedo afirmar esto, pero creo que algunos tenemos un sentido extra para detectar gente peligrosa) pusieron su mirada en mí, como quien dice "no es de aquí". ¿Solución a ese problema? Observar a la gente. Inclusive tuve que cambiar mi forma distraída de caminar ya que eso también llamaba mucho la atención.