sábado, 14 de febrero de 2015

Algún día nos dará flojera apretar un botón.

Estaba en Facebook, cuando vi que alguien compartió un enlace que decía: las cosas que la época actual no conocerá. Y entonces me puse a leer el pequeño artículo que me hizo recordar muchas cosas, como las primeras películas que papá trajo a casa, las VHS, las que para volver a ver tu película favorita tenías que rebobinar, que era algo así como los casettes, que tenía como que darle vueltas al rollito ese negro del cual desconozco su nombre.

Algo que no venía en ese enlace que estuve leyendo, eran los famosos bipers ¿recuerdan? Un aparatito que en aquel entonces era de lo más novedoso para mandar mensajes, sería como el tatarabuelo del celular, y es que si necesitas mandar un mensaje, sino mal recuerdo, tenías que llamar a una como recepcionista, darle el mensaje, que tenía que ser muy cortito (tipo telegrama) y luego esta persona se lo hacía llegar al destinatario de manera escrita a su biper. ¡Qué tardado!

Pienso a veces que entre más avanza la tecnología, más flojo se vuelve el hombre; Cada vez es más fácil y necesita muchos menos esfuerzo y tiempo realizar alguna acción, como por ejemplo, la televisión, antes si querías enterarte de algo debías salir de tu casa y adquirir el periódico, ahora no. Al levantarte puedes irte a desparramar al sillón y con un control remoto prenderla y cambiarle de canal, osea, antes la gente por lo menos debía pararse para hacer eso, pero ahora ya no.



Mi papá me contó alguna vez que cuando le dejaban una tarea de investigación sobre algún tema, tenía que ir a la biblioteca que le quedaba algo retirado de donde vivía. Siendo realista, en la actualidad ¿quién visita una biblioteca cuando tienes Internet en casa? Son muy contadas las veces que visité una biblioteca, y de las pocas veces que fui, fue por punto de reunión (porque las bibliotecas municipales al ser casi reliquias todos saben su ubicación) o de manera casi obligada por la escuela, ya que en más de una ocasión, se hizo alguna visita para conocer nuestro patrimonio cultural.

Y bueno, a todo esto, no me sorprendería que un día nos diera flojera apretar un sólo botón para tener a nuestro alcance algún servicio, y digo, no soy una persona que está en contra del futuro y las buenas ideas que nos facilitan la vida, pero para todo hay límites.

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